«El pueblo argentino se va cansar de Milei y le va decir chau», opina luqueño que vive en Bs. As.

«Milei no tiene equilibrio, es totalmente loco, alguna vez el pueblo argentino se va cansar y le va decir chau», manifestó Pedro Parra, luqueño y reconocido dirigente gremial a nivel internacional, actualmente con residencia en Buenos Aires.

A horas de volver a la Argentina, después de estar 10 días en Paraguay, el periódico Luque al Día conversó con Pedro Parra, laico comprometido y referente del sindicalismo en América Latina. Al ser consultado sobre el gobierno de Javier Milei, últimamente envuelto en un escándalo de la criptomoneda, reconoció que «es un hombre que no está bien, porque todos los días mete la pata, entonces alguna vez el pueblo argentino se va cansar y le va decir chau».

Mencionó el caso de los jubilados argentinos, quienes son reprimidos ferozmente cada vez que se manifiestan por las calles de Buenos Aires, al ser atacados con gas pimienta, un aerosol potente cuya sustancia provoca ceguera temporal si llega a los ojos de las personas.

Aseguró que los jubilados se manifiestan todos los miércoles en Buenos Aires, porque ganan muy poco y todos los días suben los precios de los medicamentos, especialmente aquéllos que toman para aliviar la dolencia del corazón.

Sin embargo, la gente que lo votó (a Milei), dice que hay que darle tiempo, que puede mejorar con los años de gobierno, mencionó Parra, al tiempo de comparar a Milei con Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos. «Él se porta como Trump y viaja constantemente a los Estados Unidos en búsqueda de dinero, préstamos, dólares», significó.

Durante la entrevista con Luque al Día, Pedro Parra recordó cómo fue a parar a Buenos Aires: «Corrían los años de la década del ’60, cuando la empresa donde trabajaba como zapatero, en Asunción, tuvo que cerrar por culpa del contrabando; llegué allá por intermedio de mi hermano (Francisco) y trabajé en una metalúrgica por varios años».

También recordó cómo se salvó de ser arrestado por la policía de la dictadura del Gral. Jorge Rafael Videla, quien se hizo del poder por medio de un golpe de Estado el 24 de marzo de 1976: «Durante un cateo de los militares en la fábrica donde trababa, el mayor Flores me advirtió que no volviera a mi casa, que me fuera a la casa de cualquier pariente menos a mi casa; entonces fui a la casa de mi comadre; días después el padre Francisco Oliva (Pa’i Oliva), quien en ese tiempo trabajaba en el Equipo Pastoral Paraguayo en la Argentina (EPPA), me consiguió para viajar a España donde me acogió una familia socialista. Gracias a estas dos personas me salvé de ser arrestado y probablemente muerto, como ocurrieron con otros compañeros».

En base a investigaciones sobre los hechos ocurridos durante este régimen militar, Parra refirió que se registraron 30.000 fallecidos, debido a las torturas o directamente fueron desaparecidos, de los cuales 120 son paraguayos, entre mujeres y hombres.

Aseguró que entre los desparecidos se encuentran Emilio Tomasín, uno de los cinco principales dirigentes sindicales de la Argentina, y Daniel Esquivel, catequista paraguayo de 32 años que prestaba su servicio en el EPPA. El primero sigue desaparecido, según Parra, y los restos óseos del segundo fueron identificados recientemente, gracias a la investigación de largo aliento del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), según informó en su momento el diario El País.

Para la identificación fue necesario comparar muestras de ADN de los familiares de los desaparecidos. La hermana melliza de Daniel Esquivel, Genoveva Esquivel, lo buscó durante casi medio siglo. El mismo desapareció el 2 de febrero de 1977, cuando un grupo de la dictadura argentina irrumpió en su vivienda derribando una puerta y se lo llevó, según los antecedentes publicados en el diario ABC Color.

Genoveva Esquivel, hermana melliza de Daniel Esquivel, desaparecido durante la dictadura argentina en 1977. Fuente: foto publicada en el diario ABC Color. Gentileza.

De acuerdo a los datos de la investigación, los militares que secuestraron a Daniel lo trasladaron a la Brigada de Investigaciones de Lanús y desde allí lo enviaron al centro clandestino de detención. Pasó dos meses y medio en cautiverio y fue víctima de torturas antes de ser asesinado y enterrado sin nombre en una fosa común en el cementerio de Lomas de Zamora el 22 de abril de 1977.

Daniel y Genoveva nacieron en Quyquyhó el 3 de enero de 1945 en el seno de una familia pobre y muy católica. Sus padres, con nueve hijos, se mudaron a Luque y más tarde a Asunción. Ya adulto, en 1970, Daniel tomó la decisión de ir a la Argentina para trabajar.

Según datos de Pedro Parra, Daniel integró el grupo de la Juventud Obrera Católica (JOC) del Paraguay, y estuvo en la etapa de preiniciación para integrar este grupo en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Luque, hoy elevada a Santuario.

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