En una esquina de la ciudad de Luque, entre las calles Rojas Silva y Valeriano Zeballo, se instaló lo que algunos vecinos llaman con ironía un “ecosistema de baches”: un cúmulo de decenas de pequeños pocitos que cubren más de un metro a la redonda del asfalto. Aunque diminutos en tamaño individual, juntos se convierten en una trampa peligrosa para automovilistas, motociclistas y peatones.
La situación, aunque llamativa por su cantidad, no es un caso aislado. Los baches persisten en numerosas calles de Luque, generando constante preocupación ciudadana. Se forman principalmente tras intensas lluvias que horadan el asfalto y dejan secuelas visibles cuando el agua se estanca, debilitando progresivamente la calzada.
Las denuncias vecinales no cesan, pero las respuestas institucionales siguen siendo insuficientes. La Municipalidad de Luque, al ser señalada como responsable del mantenimiento vial, apunta a la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (ESSAP) como una de las principales causas. Alega que, tras romper el asfalto para reparar cañerías, la ESSAP no realiza correctamente la reposición de las calles.
Sin embargo, desde la ESSAP rechazan tal acusación y sostienen que, una vez hecha la intervención técnica, la responsabilidad de arreglar el pavimento recae sobre el municipio. Así, ambas instituciones se “pasan la pelota” sin asumir plenamente el problema, mientras la ciudad sigue desmoronándose bajo las ruedas de miles de vehículos.
Lo cierto es que, con o sin intervención de la ESSAP, los baches no dejan de multiplicarse. Zonas clave como la doble avenida Humaitá y Las Residentas, calles céntricas y rutas que conectan Luque con ciudades vecinas presentan el mismo panorama: calzadas llenas de pozos que dificultan la circulación y elevan el riesgo de accidentes.
En cuanto a la ESSAP, la empresa admite que gran parte de sus cañerías son obsoletas y ceden fácilmente ante presiones elevadas de agua. Esto provoca constantes fugas, como ocurrió recientemente sobre la calle Ciudad del Este casi Balderrama, y en la esquina de las calles Inmaculada Concepción y Javier Bogarín, entre otros puntos del distrito. La propia estatal reconoce que necesita una inversión significativa para renovar su red y evitar futuras roturas.

Mientras tanto, los baches siguen ganando terreno y el ciudadano común, una vez más, es quien paga las consecuencias de la desidia y la falta de coordinación entre las instituciones.