Durante la celebración eucarística del novenario en honor a la Virgen del Rosario de Luque, el presbítero Hugo Fernández, Cura Rector de la Iglesia de La Encarnación de Asunción, recordó que la fiesta patronal es un tiempo de gracia, de reconciliación y de esperanza que fortalece a las familias y a la comunidad.
En el marco del novenario de la Virgen del Rosario, Patrona de Luque, se celebró este miércoles 1 de octubre una misa presidida por el presbítero Hugo Fernández, Cura Rector de la Iglesia de La Encarnación de Asunción. En su homilía, el sacerdote señaló que la fiesta patronal de una comunidad “es un tiempo de esperanza” y de bendición, que permite renovar la fe y la fuerza espiritual para continuar con el esfuerzo y la lucha de cada día.
El tema de reflexión propuesto fue “El don de la esperanza”, entendida como la certeza de que Dios siempre actúa en la vida de las personas, venciendo al mal y levantando al ser humano de cualquier dificultad. “La esperanza es esperar en que Dios siempre nos tenderá su mano misericordiosa, comprensiva, pero también correctiva, que nos guía hacia su voluntad”, expresó el padre Fernández.
La lectura bíblica que acompañó la homilía fue la narración del nacimiento de Juan el Bautista, hijo de Zacarías e Isabel, quienes ya entrados en edad recibieron la gracia de la vida en medio de la esterilidad y el dolor. “Esta historia nos impulsa a la esperanza, porque los tiempos de Dios no son los nuestros. Él nunca abandona a sus hijos”, destacó el sacerdote.

Asimismo, el presbítero remarcó tres elementos centrales de esta enseñanza: el valor de la vida como el mayor regalo de Dios, la certeza de que Él nunca abandona aun en la enfermedad y la tristeza, y la necesidad de cultivar la paciencia como virtud para esperar los tiempos de Dios.
“La paciencia es invocar la paz en la espera, porque de lo contrario podemos equivocarnos y obrar el mal. Se practica en los hogares con gestos sencillos: en el silencio, en el cariño, en la sonrisa y en los pequeños detalles que sostienen la esperanza”, explicó.
La comunidad luqueña continúa así su preparación espiritual en el marco del novenario, camino a la gran fiesta patronal en honor a la Virgen del Rosario, cuyo día propio es el martes 7 de octubre, renovando la fe, la esperanza y la unidad familiar.