Emotiva misa de Resurrección y representación del Tupãsy ñuguaitĩ en el Santuario de Luque

En el templo de Nuestra Señora del Rosario, de la Parroquia Santuario de Luque, se vivió anoche una emotiva misa de Resurrección, seguida de la tradicional escenificación del Tupãsy ñuguaitĩ, el simbólico encuentro de la Virgen María con su Hijo Resucitado, acompañada por San Juan Apóstol.

Numerosos feligreses participaron de la celebración pascual, colmando completamente el interior del templo. La masiva concurrencia se hizo evidente especialmente durante el momento de la comunión, cuando los presentes se apretujaban para recibir el sacramento.

La misa de Resurrección se extendió por dos horas y media, desde las 19:00 hasta las 21:30. A pesar de la duración, los asistentes permanecieron atentos y participativos durante toda la ceremonia.

El rito inició con la liturgia de la Luz, que comenzó con un apagón general en el templo. En medio de la oscuridad, los celebrantes ingresaron al recinto y, a su paso, los fieles encendían sus velas al canto de «Esta es la luz de Cristo», generando un ambiente solemne e inspirador.

El momento del encuentro de María con su Hijo Resucitado durante la escenificación.
María corre al encuentro de su Hijo Resucitado. Escenificación de Liturgia Mayor del Santuario de Luque.

Con el templo ya iluminado, se dio paso a la liturgia de la Palabra, segunda parte de la misa, en la que se proclamaron diversas lecturas bíblicas del Antiguo y Nuevo Testamento. Al final de esta sección, el monseñor Enrique Meyer ofreció una reflexión centrada en el Evangelio de Lucas (24, 1-12), pasaje correspondiente al Domingo de Resurrección.

La liturgia Bautismal, tercera parte de la celebración, incluyó el bautismo de una niña y la renovación de las promesas bautismales por parte de toda la asamblea, reafirmando su compromiso de ser sacerdotes, profetas y reyes en la fe cristiana.

Finalmente, la ceremonia culminó con la liturgia de la Eucaristía, momento central en el que se conmemoró la victoria de Cristo sobre la muerte, luego de su pasión y crucifixión.

Una vez concluida la misa, los fieles se trasladaron hacia el acceso lateral del templo, en dirección a la calle Pantaleón García, donde tuvo lugar la representación del Tupãsy ñuguaitĩ. Esta emotiva escena recrea el encuentro entre María y su Hijo Resucitado, con la presencia de San Juan, y es una expresión profundamente arraigada en la tradición popular y en la espiritualidad de la Iglesia Católica en Paraguay y en varios países del mundo. El público siguió con atención y emoción cada momento del acto, que concluyó entre aplausos.

Al término de la ceremonia, monseñor Meyer explicó el significado de esta representación: “El Tupãsy ñuguaitĩ simboliza el encuentro de la Virgen María con su Hijo Resucitado. Aunque no está escrito en el Nuevo Testamento de la biblia, es lógico pensar que Jesús se apareció también a su Madre tras resucitar. Es una tradición de siglos en la Iglesia”, señaló el veterano prelado, reconocido por su claridad teológica.

Finalmente, el obispo dirigió un mensaje a la feligresía luqueña: “Esta misa de Resurrección es la culminación del Triduo Pascual, que inició en la noche del Jueves Santo con la Última Cena, donde Jesús entrega su cuerpo y sangre en la Eucaristía. Ese acto se consuma el Viernes Santo en la cruz. Luego, triunfa sobre la muerte y el pecado al resucitar gloriosamente. Esa victoria también es nuestra esperanza: si seguimos a Jesús como sus discípulos, también resucitaremos con Él”.

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